Abadía de Saint-Roman, Francia – Un tesoro esculpido en roca


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La abadía de Saint-Roman, en francés L’Ermitage de Saint-Roman, contiene los restos de un convento cristiano construida dentro y sobre un promontorio rocoso. Enclavada en la región de Languedoc-Rosellón, la Abadía de Saint-Roman se erige como un testamento perdurable de espiritualidad y devoción. Este sitio histórico no solo revela las huellas de una vida monástica que se remonta al siglo VII d.C., sino que también ofrece un fascinante vistazo a la conexión única entre el hombre y la roca caliza. Sin duda, un tesoro esculpido en roca.

UBICACIÓN

La abadía de Saint-Roman está ubicada al noroeste de la localidad de Beaucaire, del departamento de Gard en la región de Languedoc-Rosellón al sur de Francia. La abadía se encuentra sobre un promontorio rocoso cerca de la confluencia de los ríos Gardon y Ródano.

HISTORIA

Alrededor del siglo VII d.C. un grupo de religiosos cristianos excava en un promontorio rocoso una pequeña ermita buscaban la soledad y la conexión espiritual. La roca caliza, sólida y fácil de trabajar, si se compara con el granito, permite a estos monjes horadar poco a poco la roca hasta crear un espacio cubierto a un coste económico bajo. Diferentes cerros de la zona son tallados igualmente para obtener habitáculos donde refugiarse, aunque esta ubicación destaca por el tamaño del promontorio y por tanto del espacio que se puede obtener.

Con el tiempo la ermita se amplía atrayendo a más monjes que a su vez trabajan en su ampliación, excavando una nueva una capilla, celdas y un cementerio. La ermita pasa a convertirse en una abadía cuando en el año 961 d.C. el arzobispo de Arles concede al monasterio reliquias pertenecientes San Román, mártir en el siglo III d.C. Poco después, en el año 1.102 d.C., por orden del arzobispo de Arles Gibelino de Sabran, se impone la obligación de degradar la abadía en un priorato adscrito a los benedictinos de la abadía de Psalmodi, cerca de Aigues-Mortes.

Con la entrada del siglo XIII d.C. el priorato sufre una nueva reforma cuando el arzobispado lo entrega en feudo, junto con el castillo de Beaucaire y toda Argence. Debido a su situación estratégica, los nuevos propietarios hacen del lugar una fortaleza, excavando una zanja y levantando muros en las zonas menos protegidas. Un siglo después en el año 1.363 d.C., por orden del Papa Urbano V, la fortaleza es entregada de nuevo a monjes con el encargo de crear una institución educativa para niños. De nuevo en el año 1.538 d.C. la abadía es vendida a François Conseil, que la transforma en el castillo de Saint-Roman, expulsando a los monjes que aún la habitaban.

La propiedad pasó por diferentes nobles de la zona sin que ninguno le diera mucha importancia, hasta que en el año 1.830 d.C. los edificios y muralla son demolidos y la piedra vendida. La Sociedad de Historia y Arqueología de Beaucaire inició las excavaciones en los años 60 del siglo XX d.C., consiguiendo que el municipio de Beaucaire compre la propiedad. Actualmente el yacimiento, tras años de excavaciones y consolidación, está abierto al público para su visita y disfrute.

QUÉ VER EN SAINT-ROMAN

La visita a Saint-Roman comienza en el aparcamiento en la zona baja del cerro. El camino que nos permite llegar está en buen estado, pero tiene cierto desnivel.

Mucho cuidado con el horario. La información reflejada abajo en el aparcamiento no siempre es igual a la que hay arriba en la puerta. Si quieres evitar tener que subir la cuesta varias veces, consulta en la oficina de turismo de Beaucaire o en la página web del lugar (en inglés y francés).

El precio de la entrada es de 5.50€ para adultos, con descuento de 1€ para parados, profesores y estudiantes. Los menores de 18 años tienen acceso gratuito. El pago se puede realizar en efectivo o con tarjeta.

Debido al camino de acceso y el desarrollo del lugar, la visita con carro de bebé o silla de ruedas no es posible.

Los puntos más interesantes para la visita son:

Zanja y murallas

La fortaleza estuvo protegida por una muralla que aprovechaba la altura de roca como defensa natural. Donde había algún punto débil, la muralla era reforzada. Para acceder se construyó un puente de roca que evitaba una zanja y a su vez reforzaba la defensa. Todavía podemos observar el puente, aunque no es visitable. En su lugar, unas escaleras de caracol metálicas nos dan acceso al complejo. Un sendero nos permite conocer todo el perímetro defensivo.

Gran sala

Esta sala de gran tamaño excavada en la roca constaba de tres diferentes niveles, tal como atestiguan los restos que podemos observar en las paredes. Los dos primeros, del siglo XVII d.C., tenían bóvedas de arista y de medio punto. El tercero, en el nivel superior y el primero excavado, tiene un techo tallado en el periodo románico. Debido al progresivo  horadar del suelo se llegó a abrir una salida al exterior. Adosado al exterior hubo un edificio que cubría una cisterna que aún observamos bajo una rejilla.

capilla

El espacio con columnas pobremente talladas ha sido identificado como la capilla subterránea de la abadía. Se piensa que fue construida en el siglo XI d.C. en el lugar que ocupaba una cripta excavada dos siglos antes y que imitaba las tumbas paleocristianas de las catacumbas romanas.

Sobre esta imagen proporcionada por la visita podemos observar las diferentes partes de la capilla:

  1. Una bóveda románica descansa sobre un portal de entrada desaparecido.
  2. A la izquierda se observan dos tumbas coronadas por una cruz tallada en relieve.
  3. La nave de la capilla parece excavada inicialmente por el paso del agua y posteriormente ampliado a mano a lo largo del tiempo
  4. Estos peldaños que sirven de escalera de acceso al coro y fueron tallados en el siglo XIX d.C.
  5. Tumbas excavadas en el suelo y en las paredes de difícil datación.
  6. Varios espacios en la pared para colocar objetos que iluminen la capilla.
  7. Espacio para el enterramiento de infantes.
  8. Sede abacial del siglo XII d.C. con forma de ábside con decoración acanalada y arqueada.
  9. Corredor funerario lateral

Cementerio

Subiendo unas escaleras llegamos a la parte superior del promontorio donde se encuentra gran cantidad de tumbas antropomórficas de adulto y de niños. Se han contabilizado hasta doscientas tumbas pertenecientes a monjes, pero también a hombres, mujeres y niños de las poblaciones colindantes. Los estudios indican que este espacio fue usado como cementerio desde el siglo XI d.C.

Cisterna

Sobre el propio cementerio, y por tanto destruyendo parte de las tumbas existentes, se excavó en el siglo XIV d.C. una cisterna de 140 m3 para almacenar agua de lluvia.

Castillo

Los restos del castillo del siglo XVI d.C. son casi inexistentes. En un pinar adjunto al cementerio se intuyen los cimientos de algunas estructuras, así como los restos de la muralla. La venta y reutilización de los materiales nos a privado de disfrutar de una parte importante de la abadía.

Esta representación nos permite hacernos una idea de la forma que pudo tener el castillo en su época de mayor desarrollo.

Celdas monásticas

Excavadas en la roca encontramos una serie de celdas pertenecientes a los monjes que vivián en el lugar. Las celdas situadas en el vértice sur son las mejores conservadas y donde podemos admirar el trabajo realizado para hacer de la roca y lugar habitable.

Monte Águila

En el cerro cercano, a no más de 10 minutos andando, encontramos una bonita panorámica de la abadía, así como restos de otras viviendas excavadas en la roca.

Para facilitar la visita hemos creado este mapa para dispositivos móviles con los puntos descritos en el artículo.

Visita nuestra sección Sobre los mapas para saber cómo utilizar este mapa desde tu dispositivo móvil.

CÓMO LLEGAR

La abadía de Saint-Roman, se encuentra a pocos kilómetros de la población de Beaucaire, en el triángulo formado por las ciudades de Nimes, Aviñón y Arles. El último tramo del acceso se realiza por un carril de tierra correctamente mantenido.

ALOJAMIENTO ENSAINT-ROMAN

La región del sur del Ródano es una zona de grandes atractivos turísticos. Nimes, Aviñón y Arles son lugares con bastante diversidad de alojamiento. Si se desea pasar una jornada por la zona, se puede optar por pernoctar en alguno de estos alojamientos.
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NUESTRA VISITA

La visita a la abadía de Saint-Roman es diferente a las visitas arqueológicas que solemos hacer y realmente muy interesante. No hemos encontrado las huellas de florecientes civilizaciones ni grandes imperios, pero si el empeño humano por labrar la roca y hacer de ella un lugar especial.

Aventurarse a entrar por sus pasillos labrados en la roca, con sus columnas talladas a pico y martillo, las escaleras en las entrañas de la roca y el cementerio con vistas al Ródano, ha sido una experiencia muy grata. Hemos disfrutado del lugar y percibido el vínculo religioso que sus creadores tuvieron con este tesoro de digno de visitar.

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